Las alergias ambientales son reacciones del sistema inmunológico a sustancias presentes en el entorno, conocidas como alérgenos. Estas reacciones pueden desencadenar síntomas en las vías respiratorias, la piel y otras partes del cuerpo. Los alérgenos ambientales comunes incluyen el polen, los ácaros del polvo, el moho, la caspa de animales y ciertos productos químicos en el aire. Las alergias ambientales pueden ser estacionales, como las relacionadas con el polen, o perennes, como las causadas por el polvo o el moho.
Las alergias ambientales son causadas por una respuesta exagerada del sistema inmunológico a sustancias inofensivas en el entorno. Los factores de riesgo incluyen antecedentes familiares de alergias, la exposición prolongada a alérgenos, y vivir en áreas con altos niveles de contaminación ambiental. Las personas con otras alergias, como las alimentarias o las relacionadas con la piel (dermatitis atópica), o con condiciones como el asma, también tienen un mayor riesgo de desarrollar alergias ambientales.
Los síntomas de las alergias ambientales varían en severidad y pueden incluir:
El diagnóstico de las alergias ambientales comienza con una revisión detallada de los síntomas y antecedentes médicos del paciente. El médico puede realizar pruebas cutáneas, en las que se aplican pequeñas cantidades de diferentes alérgenos en la piel para observar posibles reacciones. También se pueden realizar pruebas de sangre para medir los niveles de anticuerpos IgE específicos para ciertos alérgenos. Una vez identificados los alérgenos responsables, se puede desarrollar un plan de manejo personalizado para reducir la exposición y tratar los síntomas.
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