¿Qué es la alergia?

La alergia es una reacción de defensa del organismo contra sustancias externas que penetran en el cuerpo. Esas sustancias pueden penetrar por el aparato digestivo (alimentos, medicamentos), por el aparato respiratorio (inhalantes), absorbidas por la piel (contactantes), o atravesando la piel (inyecciones, picaduras). El sistema inmune del cuerpo reconoce esas sustancias como extrañas e intenta neutralizarlas. Las personas sin alergia también las reconocen como extrañas, pero su organismo las neutraliza sin dañarse a sí mismo, mediante mecanismos llamados de tolerancia. Las personas con alergia las intentan neutralizar por mecanismos que se vuelven dañinos contra el propio organismo, y causan los síntomas de alergia.

Esta respuesta inapropiada y equivocada, en lugar de ser beneficiosa, es claramente perjudicial para el paciente y produce una serie de alteraciones inflamatorias de la piel y mucosas, que originan los diferentes síntomas y signos de las enfermedades alérgicas que se describirán en esta obra.

Mayormente, la parte del cuerpo que entra en contacto con el alergeno afecta los síntomas que usted presenta. Los síntomas de la alergia incluyen:

  • Estornudo
  • Falta de aire
  • El jadear
  • Mocos y aros
  • Dolor sobre los sinos (en el puente de la nariz, cerca de los aros, sobre quijadas y en la frente)
  • El toser
  • Erupciones de piel (erupciones o colmenas de ortiga)
  • Hinchazón de los labios o de la superficie
  • Aros, oídos, labios, paso y techo que pican de la boca
  • Náusea
  • El vomitar
  • Grapas y diarrea abdominales

A veces, la alergia puede desencadenar una respuesta que involucra a todo el cuerpo.

Se estima que un 20% de la población sufre algún tipo de reacción alérgica y parece ser una cifra que va en aumento.
Estos son los principales alérgenos:

  • Polen
  • Hongos ambientales
  • Ácaros de polvo o ácaros domésticos
  • Epitelios de animales: perros, gatos, caballos y roedores son los que causan más reacciones alérgicas.
  • Determinados alimentos: la leche, el huevo, el marisco, el trigo, la nuez, el cacahuete, el chocolate y la soja son los más comunes.

En parte, el aumento podría deberse a que los niños no tienen contacto directo con múltiples microorganismos (virus y bacterias). Esta protección podría hacer que su sistema inmune no se estimule lo suficiente y crezcan más vulnerables ante los agentes externos.

No obstante, se sospecha que existe una predisposición hereditaria a las alergias, lo que significa que un niño cuyos padres son alérgicos probablemente desarrolle algún tipo de sensibilización, aunque no necesariamente hacia la misma sustancia que rechazan sus padres. Por ejemplo, si la madre es alérgica al marisco, tiene más probabilidades de desarrollar una alergia, pero no precisamente a ese alimento, sino a otros alérgenos como el polen. También puede favorecer la aparición de las alergias situaciones en las que bajan o se debilitan las defensas del organismo (tras una infección vírica o durante el embarazo).

Alergia

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